viernes, 26 de septiembre de 2008

Objetivo: glaciación

Yo no soy animal de verano. No es lo mío.

Acabaron las escasas y fatigosas microrodadas en el calor. Hoy he extraído mi cuerpo corredor al aire refrigerado del otoño y a la sombra de los árboles de la periferia del parque.

Ésto ya es otra cosa. Mi corazón no se encabrita. El aire fluye ampliamente hacia mis pulmones, sin cruzar ningún desfiladero que produzca silbidos.
Las madejas de fibras a lo largo de los muslos se tensan automáticamente y levantan mi rodilla sin esfuerzo.

La suela de mi zapa rueda por la gravilla, prensa la hierba, sobrevuela las raices salientes de los árboles.
Miro la tierra reseca y cuarteada, y me digo etiope. Entonces acelero.
Más rápida en los ascensos, más rápida con el viento de frente. Y ya mañana empiezo a subir el "monte alto" para acondicionarme, si estoy a tiempo.